Éste es un cuerpo narrativo heterogéneo, que parece agruparse en torno a la obsesionante imagen de las estatuas, esas oscuras representaciones que desde siempre han provocado la fascinación humana. En él somos partícipes insustitiubles (no meros espectadores) de escenas que nos proveen inquietud, asombro, risa, horror, ternura, expectación, piedad, etc.; constelación que sin aviso es invadida por lo maravilloso inabarcable, a cuyas prerrogativas no podemos más que someternos. Es posible que, así, se quiebre en el relato toda idea preconcebida de la tensión entre sueño y vigilia, así como de la realidad temporal y espacial de este mundo de los objetos que tan petulantemente creemos conocer: violencia de la maravilla que quizá no sea más extraña e increíble que el propio universo en su totalidad.
Aleqs Garrigóz