Al Uranga ensayista lo animaron enérgicas y variadas inquietudes intelectuales, cuyo revuelo lo orilló a aventurarse en los intrincados territorios de la filosofía, la historia, la cultura, la política, la sociedad, la ciencia, la educación y la literatura. Los temas recurrentes que rumió toda su vida fueron el mexicano y su historia y ontología, la revolución mexicana, la relación imposible entre la vida y la obra, el lenguaje y sus artificios, y, sobre todos ellos, el tema mayor: el sentido de las cosas, blanco privilegiado de su inagotable sed racionalista de absolutos. Uranga se sumerge en un texto y la experiencia fenomenológica de dicha inmersión la consigna en forma de crónica hermenéutica de lectura, convirtiéndose muchos de sus ensayos en una revelación de las insospechadas enseñanzas que encierra un escrito.