Jean-Paul Sartre decía que el criminal no hace la belleza, sino que él mismo es la auténtica belleza. Esta idea estética es la que erige y da consistencia a cada una de estas narraciones. En obra negra es, pues, una afortunada reunión de cuentos siniestros en los que la experiencia limítrofe y el quiebre de los órdenes -morales, psicológicos, cuales sean- son constantes insoslayables que nos invitan nuevamente a inquirir los fundamentos de la naturaleza humana. En ellos el amante del cuento negro encontrará, no sin una buena dosis de tensión y suspenso -como es debido-, sí, el esperado crimen, puntual, trabajado con estilo, elocuente, campeando y salpicando las páginas. Y asistirá así a la continuación en nuestro medio de una tradición literaria tan fascinante como prestigiosa.
Aleqs Garrigóz