Lugares comunes en manos de Bessonart (1934-1990) recorren diversas vías que lo llevan del figurativo al expresionismo, y de allí a los surrealistas. Todas las etapas son guiadas por la línea que lo lleva «por metáforas que manifiestan plenamente un grito silencioso».
Referencias míticas con unicornios o mujeres carnosas, gráciles y eróticas; fusión de seres vivos en uno solo, como si fuera el fin del mundo y tan sólo tuviera un corto tiempo para dialogar con el espectador y poder ofrecer todo en una incisión perfecta.
«las imágenes […] que se van a recrear hablarán a fin de cuentas por sí mismas, y serán ellas las que nos digan su verdad y la última palabra.»