Un hombre sale a comprar una casa, otro se la entrega y resulta que es un evangelio. Nuestro primer hombre observa que no puede cubrir con esos papeles su sala o su auto, ni siquiera a él mismo. Sin embargo, lee aquellas líneas y tiene una gran certeza: su vida cabe en el bolsillo del pantalón, también el cosmos que está guardado dentro del libro. Y reconoce el cosmos como su hogar.
Esto, señores, es lo que tienen en sus manos.
Ahora, no sean cobardes y léanlo.