En dos matrimonios, por distintos que sean, desde 1958 hasta 2003, la mujer sigue sufriendo la infidelidad del marido. A pesar del odio que siente Alfonso hacia su padre, ingeniero petrolero, no puede dejar de seguir su ejemplo. Entre las técnicas novelísticas que llaman la atención al lector, se destacan la alternación cronológica de capítulos con distintos narradores y narratarios; el simbolismo sexual de la perforación petrolera y el simbolismo aún más recurrente de la perra cancerosa, que representa la infidelidad matrimonial; y el paralelismo entre los nombres de los protagonistas: Antonio-Alfonso, Esther-Elena-Ernestina y las dos Marianas. A diferencia de sus novelas anteriores, Señuelo es un drama humano que opaca tanto la ubicación espacial como los sucesos históricos, pero sin acabar totalmente con su importancia.