Como si se tratara de las ondas o círculos concéntricos que se forman en el agua al arrojar una piedra, Ariel Muniz nos entrega Circuitos raros, obra dividida en tres partes que –como los mencionados círculos concéntricos– amplían su extensión, la segunda más que la primera, y la tercera más que la segunda. Douglas R. Hofstadter –en su obra The Golden Plait (“La trenza dorada”), que habla de tres grandes hombres: el matemático Gödel, el dibujante y grabador Escher y el músico y compositor Bach– dice que en La ofrenda musical, obra de diez cánones, Bach deliberadamente los escribió incompletos. Hofstadter señala que «para subrayar esa calidad de potencialmente infinito» él llama a uno de dichos cánones «Canon en perpetuo ascenso», ya que con él Bach ofrece el «primer ejemplo de Circuitos raros» y define esta manifestación así: «El fenómeno ocurre cada vez que, habiendo hecho hacia arriba o hacia abajo un movimiento a través de los niveles de un orden jerárquico, nos encontramos inopinadamente en el punto de partida». Esto es lo que nos entrega Ariel Muniz en su prosa ágil y amena, inspirada en la idea bachiana.