Aldebarán es, además del nombre de una estrella, el nombre de una embarcación, el de la bitácora de un viajero que desde la gavia observa y canta sus avistamientos. El viaje es a través de los sentidos y está sujeto al tiempo y al destino. Todos los lugares mencionados son reales en uno, presente o evocado: el momento que se vive. Las páginas de Aldebarán, por lo tanto, son instantáneas verbales de algunos paisajes, de sensaciones y emociones.
Son postales para las que cada uno de los tripulantes de este navío pondrá cara y timbre de voz, nombre y circunstancia.