Turba de sonidos es un libro que se lee de una sola vez; los poemas y su cadencia obligan a no soltar las páginas hasta haber agotado las palabras en ellas. Pero al finalizar, queda un regusto ambiguo entre desear lo que no se ha escrito o volver a leer todo con más calma. Si se vuelve, será posible encontrar al Yo del poeta mantenerse atento, en vigilia, porque sabe que tiene el destino en la palabra errante, y podremos compartir con él la duda primaria no resuelta, después de vernos al espejo, si acaso somos más de lo que miramos.