Este poemario es una suerte de colección, a manera de cuaderno, de estampas líricas divididas en dos apartados. En el primero, “Cosas observadas”, las páginas dan cuenta de objetos contemplados y vividos cotidianamente por el poeta: la soledad, el tiempo, las aves, la locura, la vida, el mar, etc., con una visión teñida de matices existencialistas, donde la admiración meditativa funciona como eje central y configura la unidad temática. El segundo, “La primera persona”, es una breve serie de poemas intimistas que asoman la personalidad psicológica del autor, así como una inquietud que aparece en conflicto con el sentido de la realidad en un mundo planteado al lector como una encrucijada, en donde el asombro sería el único posible sostén del presente.